martes, 30 de marzo de 2010

Pico Fario (Gijón)


El majestuoso pinar al comienzo de la ruta y que nos acompañará en casi todo el camino.





La famosa Peña de los Cuatro Jueces.



Aunque la bruma era bastante intensa se podía apreciar perfectamente Gijón y el puerto del Musel.





El Pico Fario donde se encuentran todos los repetidores de televisión y telefonía para la ciudad de Gijón





Desde el Pico Fario ahora nos dirigimos hacia el Cerro Gavio o Cimero.




Restos del paso de este duro invierno.





El pequeño bar del pueblo de Baldornón, de los padres del famoso Chechu Rubiera, una gente encantadora.




El Pico Fario, con sus 732m de altura, permite contemplar, en los días despejados, que no fue nuestro caso unas espléndidas vistas de la bahía de Gijón, aunque como digo no pudimos ver casi nada por la neblina, desde este conocido pico para la gente de Gijón se puede contemplar perfectamente hacia el sur Oviedo y la Sierra del Aramo, el macizo de las Ubiñas, el Sueve y como no los Picos de Europa.
El 13 de marzo del 2010 íbamos a ir de monte los habituales pero debido a que daban muy mal tiempo se suspendió la ruta que estaba programada, pero como al amigo Paco y a mí nos aburre quedarnos toda la mañana en casa pues a las ocho de la mañana me llama y me dice que no está tan malo como nos lo ponía el parte (así llamaba la buena de mi guela al telediario) así que me dice que porqué no damos un pasein de unas tres horas y media hasta el Picu Fario, yo le dije que encantado ya que hacía mas de diez años que no subía teniéndolo tan cerca, pues nada, quedamos para desayunar en el afamado barrio del Carmen de Gijón a las ocho y media y una vez tomado un buen café y pinchín ponemos rumbo al Fario.
Para llegar al punto de partida solo se tiene que coger la antigua carretera que comunica Gijón con Pola de Siero y coger la desviación que sale a la izquierda que nos conduce al pueblo de Baldornón. Para subir hasta el Pico Fario se pueden coger un montón de pistas y todas sin perdida nos conducen por diferentes caminos hasta la cima, pudiendo incluso hacerla circular como fue nuestro caso.
Nosotros nos dirigimos a la parte alta del pueblo de Baldornón llamada Rioseco de Baldornón.
Bueno pues como a eso de las diez de la mañana y después de haber pasado a recoger el perrín de Paco, Terry, nos ponemos manos a la obra con un tiempo bastante desapacible pero por lo menos sin nada de lluvia.
Justo detrás de la casa sale una pista que nos llevará ya sin perdida hasta la cima, esta pista en su día estuvo marcada con el nombre de PR-118, pero hoy en día y con la desidia del ayuntamiento de Gijón ya no queda ni una sola marca en todo el camino de lo que en su día fue esta ruta. Durante todo el camino y como es normal para subir a cualquier pico es en subida pero la verdad que con las vistas, el pequeño bosque de pinos que se atraviesa y su poca inclinación uno casi ni se entera uno de que el camino es en subida.
Al poco de coger la pista comienzan las cuestas más duras, por una pista cementada que se revuelve en seguida a la izquierda, en medio de un pequeño bosque de pinos.
Llegamos a la parte más alta donde nos sale una desviación a la derecha la cual no tenemos que coger, seguimos caminando tranquilamente de frente mientras nos adelantaba algún que otro ciclista, en esta zona ya tenemos unas magnificas vistas de toda la zona de Rioseco y la Cordal de Baldornón, estamos ahora en una zona llamada el Llagón que pertenece a la parroquia de Deva, desde aquí y a pesar de la niebla ya tenemos una buenas vistas de Gijón con el puerto del Musel al fondo.
Nos introducimos nuevamente en el pinar donde también podemos contemplar algún que otro roble y abedul, árboles que predominaban en esta zona antes de la repoblación, esta es la zona más llana de toda la ruta y al poco ya llegamos a la famosa “Peña de los Cuatro Jueces”, este sitio se llama así porque antaño se reunían aquí los representantes de los cuatro concejos que confluyen en este punto –Gijón, Villaviciosa, Sariego y Siero- para hablar y arreglar los temas de los pastos y de los ganados.
Desde de este punto ya empezamos a contemplar el Pico Fario con sus antenas de telefonía y televisión, el camino se convierte ahora en sedero que nos conducirá sin ninguna perdida hacia la cumbre con un viento y un frío muy considerables. Esta zona está rodeada de pastos y ganados y recuerdo que hace años debido al ganado la gente joven venía a recoger bongis (setas alucinógenas) ya que salían en cantidades impresionantes por todos estos prados, pero bueno eso eran otros tiempos.
Al poco de ir caminando muy despacio por dicho sendero debido como digo al fuerte viento que sopla llegamos al afamado Pico Fario donde hacemos un par de fotos rápidas y para abajo que el frío y el viento son tremendos, sin más nos dirigimos por otro sendero que baja desde el mismo pico a otra pequeña atalaya de nombre el Cerro Gavio o Cimero, donde hay una pequeña área recreativa y una caseta de meteorología también con alguna que otra antena, aquí pudimos ver restos de algún que otro belén de cumbres de estas últimas navidades.
Desde la base de este cerro sale un camino que ya sin perdida nos conducirá por la parte contraria a la que subimos y sin perdida otra vez hasta el punto de partida donde tenemos el coche, poco a poco vamos bajando por la cordal entre un frondoso pinar que alguno que otro está tirado en el camino debido a los fuetes vientos que hubo este duro invierno.
Pues como a las tres horas y media de fácil caminata volvemos a llegar tranquilamente al coche y como había un poco se sed decidimos parar en el bar de Baldornón, bar que regentan los padres de Chechu Rubiera, el famoso ciclista Asturiano, yo nunca había parado pero la verdad es que la madre de Chechu es una de las personas más encantadoras que conocí con una amabilidad hacia nosotros impresionante, nos estuvo contando cuando aquel barín antes era bar-tienda y tenía una vida impresionante y hoy solo abren para no aburrirse ya que están los dos retirados, le pedí que si podía hacer unas fotos dentro del bar y me dijo que hiciera las que quisiera y la pobre mujer con toda la paciencia del mundo nos estuvo contando todos los trofeos que allí tenia colgados de su famoso hijo, la verdad es que da gusto parar en los pueblos cuando la gente es tan encantadora y tan sencilla.

Tiempo de la ruta: 3 horas y media.
Dificultad: Ninguna.

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