miércoles, 31 de marzo de 2010

3ª Etapa Camino de Santiago Salas-Tineo



Saliendo del bonito pueblo de Salas.




Aquí estamos otra vez con toda la ilusión del mundo para hacer la tercera etapa del Camino de Santiago Primitivo, la etapa Salas-Tineo.
Volvemos a salir otra vez todos juntos desde el club de La Fresneda a las ocho y media de la mañana pero con un poco de jaleo y retrasos debido al cambio horario, en esta nueva etapa se me unieron dos amigos del gimnasio, el matrimonio Ana y Oscar.
A eso de las nueve y media ya estábamos desayunando en Salas antes de emprender el camino con un día esplendido tanto de temperatura como de sol, después de juntarnos todos en la Colegiata de Salas ya que unos habíamos desayunado en una cafetería y otros en otra a eso de las diez empunto emprendemos con mucha ilusión nuestra caminata de hoy.
La etapa comienza bajo el arco que une el palacio de Valdés de Salas con la torre medieval, cruzamos el casco antiguo y salimos al final del pueblo donde alguna que otra amable gente del pueblo nos dice «buen camino peregrino», cogemos una pista de tierra que va al lado del río Nonaya y nos introducimos en un pequeño y bonito bosque desde donde podemos observar atónitos el impresionante viaducto que están haciendo justo encima de nuestras cabezas para la nueva autovía.
Proseguimos nuestra caminata en suave ascenso y sin ninguna dificultad ya que apenas castiga las piernas y admirando los majestuosos robles y castaños que encontramos en este pequeño bosque, atravesamos el pequeño puente de La Borra construido para el Camino de Santiago en el s. XVII (ver foto) y continuamos nuestra suave caminata durante un kilómetro más o menos hasta que empezamos a subir en dura pendiente durante otro kilómetro hasta que llegamos a El Llanón que nos deja pegados a la general N-634, en este punto y debido a la fuerte subida esperamos a agruparnos todos para cruzar la carretera nacional ya que por desgracia tendremos que caminar casi un kilómetro por ella.
Seguimos por esta carretera bajo las obras de la futura autovía y tras transitar por un tedioso asfalto y sin arcén nos encontramos con una señalización del camino que nos introduce hacia la izquierda dejando así el coñazo de caminar por carretera.
Proseguimos en ascenso que nos lleva hasta las casas de Porciles, por el conocido «Camín de Misa» y después de cruzar la nacional se entra en Bodenaya donde hacemos una pequeña parada para conocer su pequeña iglesia, proseguimos unos metros y nos detenemos para descansar y beber un poco en el precioso albergue de Bodenaya donde nos esperaba el amable hospitalero para sellarnos nuestras credenciales, dicho hospitalero era un personaje autentico (ver foto) con una amabilidad tremenda hacia nosotros y con un trato encantador, nos enseño muy amablemente el bonito albergue el cual tenía verdaderamente limpio y cuidado, la verdad da gusto encontrarse con gente así por el camino.
Seguimos nuestro peregrinaje entre las casas de Bondenaya donde nos saludan algún que otro señorín que hoy domingo está trabajando la huerta y disfrutando del buen tiempo, desde este punto solo nos separa algo más de kilómetro y medio hasta el pueblo de La Espina


El impresionante viaducto que veíamos al atravesar el primer bosque a la salida de Grado.





El puente de Borra en el primer tramo de la ruta.




Un tramo de casi un kilómetro que tuvimos que hacer por carretera antes de coger la desviación.





Por fin salimos de la general y cogemos el buen camino hacia Santiago.





El albergue de Bondaneya y el hospitalero de dicho albergue, un personaje entrañable.




Con un sol esplendido y una buena sudada en la espalda debido a la mochila llegamos a la iglesia del pueblo de La Espina, donde nos esperaba Ricardo con su autobús por si alguien quería abandonar la ruta o quería dejar algo de ropa, al momento todos nos deshicimos de la ropa de abrigo que habíamos utilizado a primeras horas de la mañana, en este punto nos dice la organización que tenemos media hora para desayunar, creo que cuando dijo eso yo ya estaba en el bar tomando una cerveza y un pincho, así que nada todos a desayunar y a charrar un poco de lo acontecido.
Trascurrida la media hora nos agrupamos todos en la iglesia y ponemos rumbo a Santiago nuevamente, atravesamos el pueblo por la carretera general y cogemos un desvío que hay hacia la derecha, el trazado del Camino Primitivo sigue de frente y llaneando paralelo a la AS-216 por donde llegamos tranquilamente hasta La Pereda ya que desde aquí y hasta Tineo todo el camino es llano.
La rehabilitación del Camino por parte de las asociaciones de amigos locales se hace patente en esta localidad, donde se encuentra la hermosa ermita del Cristo de los Afligidos (ver foto) en el barrio del Humilladero de gran tradición jacobea, en el cual se asentó el Hospital de Peregrinos y cuya fundación se debe a los monjes benedictinos de San Juan Bautista de Corías.
Dejamos esta población tras una serie de pequeños repechos y empieza nuestra odisea de siempre con el dichoso barro, pero bueno después de este duro invierno hay que asumirlo con paciencia, proseguimos ahora por un sendero desde el cual tenemos unas magníficas vistas de todo el valle y tras este sendero y después de una hora y media más o menos llegamos al Pedregal donde pararemos a comer en la explanada de la iglesia.
En este pequeño pueblo del Pedregal, encontré en frente de la iglesia una de mis grandes debilidades de Asturias que son los Bares-tienda, de los cuales tengo una gran colección de fotos muchos de ellos ya desaparecidos por desgracia ya que apenas pueden sobrevivir hoy en día en los pueblos, este en concreto y que yo desconocía tiene un nombre desde mi punto de vista precioso, se llama bar «El Coxu», el cojo en castellano, y por supuesto como muchos de los bares-tienda en Asturias también es estanco, así que mi primera parada antes de comer fue ir a tomar algo a este magnifico bar-tienda y echar una parrafada con los dueños, una gente encantadora, le pido permiso para hacer alguna foto y como en todos los bares-tienda que estuve hasta ahora me dicen que sin problema que para ellos es un honor, pues bueno después de unas cuantas fotos compro la bebida para comer y para la iglesia donde ya estaban todos comiendo, en la explanada me esperaban Oscar y Ana con una magnífica empanada echa por Ana que estaba deliciosa (gracias Ana por traerme una buena ración), comemos todos tranquilamente en la explanada, por donde corrían por un lado y por otro las botas de vino, uno de los mejores instrumentos para el monte, y nada una vez llenado el buche todos en tropel a tomar el café al bar-tienda, pobre pareja de señorinos mayores que regentan el bar, creo que debió ser el mayor agobio desde que inauguraron casa «El Coxu» los pobres no daban a basto a hacer cafés incluso la buena gente que no perdieron la amabilidad en ningún momento tuvieron que llamar a una vecina para fuera lavando las tazas según iban terminando de tomar la gente el café porque no tenían tazas para tantos, era tan pequeñín el chigre que no entrábamos todos a la vez a tomar el café con gotes, desde aquí les mando un fuerte saludo y prometo volver a visitarles.
Emprendemos de nuevo la marcha y cruzado el pueblo de El Pedregal por la carretera y a la salida cogemos una desviación hacia la derecha donde podemos ver un cruceiro que nos indica el camino a seguir y donde existió según la tradición otro hospital de pobres y peregrinos, desde este punto parte el camino conocido como Reconcos, que después de dos kilómetros, nos lleva al pueblo de Santa Eulalia de Tineo.
En Santa Eulalia se conserva un viejo caserón, conocido como "El Monasterio", el cual fue posada de caminantes a Santiago y acogía a pobres y enfermos.
Pasamos ahora por Zarracín y llegamos al campo de fútbol de Tineo y tras pasar dicho campo donde estaban jugando el partido de los domingo con gran cantidad de público llegamos a la ermita de San Roque (s. XIII), levantada por los peregrinos franceses en su caminar a Compostela.
La ermita de San Roque esta rodeada de una gran y bonita área recreativa con un extenso prado con gran cantidad de arbolado para dar sombra en verano, allí nos estaba esperando otra vez el bueno de Ricardo con el autobús, así que aprovechamos todos para cambiarnos de ropa y calzado dejar las mochilas y bajar ya tranquilamente hasta el centro de Tineo donde nos recogería el autobús más tarde para ir de regreso a casa.
Una vez cambiados y ya sin el peso de la mochila ponemos rumbo desde la hermita de San Roque hacia el centro de Tineo por el Paseo de los Frailes caminando este kilómetro que separa la hermita de la villa para entrar por el barrio de Cimadevilla, en el que se conserva la iglesia parroquial de San Pedro, antiguo convento de San Francisco del Monte, lugar jacobeo por excelencia y a escasos metros del hospital de Mater Christi, sin duda el establecimiento hospitalario más importante del camino jacobeo interior.
Una vez en la villa de Tineo nos dirigimos al cuartel de la Policía Local a que nos pusieran el últimos sello del día en nuestra credencial y nos fuimos todos a tomar una cerveza bien ganada al magnifico hotel «Palacio de Meras» con un patio interior magnifico donde estuvimos tranquilamente y relajados hasta que pasó el autobús a recogernos.

Pablo Lara.

Tiempo de la ruta: 6 horas 30 minutos.
Calorias: 1.840
Distancia: 19,1 Kilómetros.
Faltan a Santiago: 259,3 Kilómetros.
Una palabra: Amistad.


Los tres amigos en plena caminata hacia Santiago.





Saliendo de La Espina.





Capilla del Cristo de los afligidos.




Una vez más el barro nos acompañó en parte del camino.




Un viejo molino que encontramos por el camino.





Llegando al pueblo de El Pedregal.




El barín-tienda de El Pedregal con sus dueños, una gente encantadora.




Falta poco para el final pero los pies ya empiezan a protestar.





Capilla de San Roque y área recreativa donde nos esperaba el autobús para cambiarnos y bajar andando tranquilamente hasta Tineo.




La tranquilidad de los pueblos, en este caso el de Tineo.




Una vez en Tineo como siempre tomamos nuestra merecida cerveza en este caso en el magnifico hotel del Palacio de Meras, en el mismo Tineo.

martes, 30 de marzo de 2010

Pelugano-Collada de Pelugano-Tolivia


Peña Mea entre la niebla.




Hoy os describo una bonita travesía entre los concejos de Aller y Laviana, en un primer momento nuestra intención era subir a Peña Mea pero una vez más el duro invierno no nos permitió coronar este famoso pico asturiano.
Me fui de monte con el grupo de montaña La Fresneda y en este caso me acompañó también mi amigo Oscar, el día elegido fue el 14 de marzo del 2010, para llegar al punto de partida solo tenemos que coger la carretera que sube al puerto de San Isidro y a la altura de Levinco coger una desviación que sale a mano izquierda que nos conduce al bonito pueblo de Pelúgano.
A eso de las 10 de la mañana ya nos dejaba el autobús en dicho pueblo, nos preparamos para la marcha y adelante que el día era de un sol esplendido aunque luego entraría la niebla y nos estropearía parte de la ruta prevista.
Como digo comenzamos la ruta en el pueblo de Pelúgano (Pelluno), situado a 570m en la vertiente sureña de las montañas rocosas de Peña Mea (1.560m), El cueto de la Pandiella (1.527m) y Peña Travesuru (1.273m). El pueblo está dividido en dos barrios Barrio Baxu, donde nos dejo el autobús y Barrio Cima, en este está situada la iglesia parroquial del s. XVII, de planta rectangular con 3 naves y espadaña, pasamos caminando por delante de ella y tomamos una pista ancha y bien marcada que en fuerte subida que nos conduce al caserío de La Vallina poco a poco y con esfuerzo vamos cruzando algún que otro prado hasta llegar a la fuente del Troncu, evitando siempre los desvíos que encontramos a lo largo del camino, proseguimos con calma debido a la pronunciada subía y vamos cogiendo altura con unas vistas magnificas del concejo de Aller y haciendo alguna que otra parada para coger aliento echar un trago de agua y sacar alguna que otra foto, después como digo de alguna que otra parada para agruparnos todos empezamos a caminar por una zona donde ya se podían ver las primeras manchas de nieve que según íbamos ganando altura cada vez eran mayores hasta que al final ya era todo el camino por nieve (menudo año de nieve llevo).
En esta parte de la ruta ya empieza a meterse la niebla y a bajar bruscamente la temperatura, teniendo que sacar gorros guantes y demás menesteres del invierno que yo creía que ya no iba a utilizar más esta temporada pero parece que este invierno no se acaba nunca coño.


El pueblo de Pelúgano.




La iglesia de Pelúgano situada en la parte alta del pueblo.



Atravesando el pueblo de Pelúgano.




Primera parada para coger un poco de aliento.




Bueno pues después de una hora de pronunciada subida llegamos a la hermosa collada de Pelúgano zona totalmente blanca y nevada do con lo cual si esto estaba así y con la niebla que había era totalmente impedía subir a Peña Mea, esta collada si se viene en primavera o verano es verdaderamente magnifica con verdor que sorprende entre el contraste de los risco de Peña Mea y Peñas Negras, la última vez que yo estuve aquí esto era un hervidero de ganado, es impresionante ver las cantidades de vacas que suben a pastar aquí durante todo el verano.
Una vez todos juntos en la collada de Pelúgano (1.100m) hacemos la foto de rigor de todo el grupo y decidimos bajara por la otra vertiente debido al mal tiempo.
Justo enfrente de la collada sale una amplia pista accesible para vehículos ganaderos que en cómodo descenso y con un paisaje magnifico nos conduce hasta el pequeño pueblo de Les Campes (890m), donde hacemos un descanso para pinchotear algo junto al bar ahora cerrado de nombre El Descanso del Baquero, en frente justo de nosotros tenemos la pequeña capilla del pueblo construida en el siglo XVII, al lado de la iglesia también hay un viejo tejo que es una pena que lo tengan en esas condiciones que no creo que dure ni cinco años más.
Desde este punto proseguimos nuestra cómoda bajada entre mullidas praderias repletas de ganado hasta el pueblo de Fresneo, donde al ver que no tenia ni un chigre para tomar un culín de sidra proseguimos en fácil descenso hasta el pequeño y bonito pueblo de Tolivia.
Cuando llegamos a Tolivia eran ya los dos y media de la tarde con lo que no había ni un alma por el pueblo, así que pico en la primera casa que encuentro y le pregunto a una amable señorina que donde podíamos tomar algo, muy amablemente la señora me cuenta que acababan de inaugurar hace quince días una «casa del pueblo» y que tenía bar, pues venga todos para el bar, como el día estaba verdaderamente horrible le pedimos al dependiente que si podíamos comer dentro, y nos dice que lo que queramos, que podemos comer tranquilamente y estar allí toda la tarde, cual fue mi sorpresa cuando nos dice que el es uno de los miembros del grupo asturiano «Los Berrones», así que más de uno se hizo una foto con el agradable camarero que incluso nos sacó unos chorizos de casa para que los probáramos, un tío súper competente.
Pues nada una vez llenada la panza tomado unas cervezas unos cafeses y unos chupitos nos vino a buscar el autobús y de vuelta a casa.

Tiempo de la ruta: 4 horas.
Dificultad: ninguna.






La nieve empezaba a hacer acto de presencia.






En la collada de Pelúgano.





El comienzo del camino por la otra vertiente.




Un descanso en la bajada.




La Capilla y el enfermo tejo de Les Campes.




Un vistazo atrás, de donde venimos.




Comiendo en “La Casa del Pueblo” de Tolvia.




Un compañero de monte con el componente de “Los Berrones”

Pico Fario (Gijón)


El majestuoso pinar al comienzo de la ruta y que nos acompañará en casi todo el camino.





La famosa Peña de los Cuatro Jueces.



Aunque la bruma era bastante intensa se podía apreciar perfectamente Gijón y el puerto del Musel.





El Pico Fario donde se encuentran todos los repetidores de televisión y telefonía para la ciudad de Gijón





Desde el Pico Fario ahora nos dirigimos hacia el Cerro Gavio o Cimero.




Restos del paso de este duro invierno.





El pequeño bar del pueblo de Baldornón, de los padres del famoso Chechu Rubiera, una gente encantadora.




El Pico Fario, con sus 732m de altura, permite contemplar, en los días despejados, que no fue nuestro caso unas espléndidas vistas de la bahía de Gijón, aunque como digo no pudimos ver casi nada por la neblina, desde este conocido pico para la gente de Gijón se puede contemplar perfectamente hacia el sur Oviedo y la Sierra del Aramo, el macizo de las Ubiñas, el Sueve y como no los Picos de Europa.
El 13 de marzo del 2010 íbamos a ir de monte los habituales pero debido a que daban muy mal tiempo se suspendió la ruta que estaba programada, pero como al amigo Paco y a mí nos aburre quedarnos toda la mañana en casa pues a las ocho de la mañana me llama y me dice que no está tan malo como nos lo ponía el parte (así llamaba la buena de mi guela al telediario) así que me dice que porqué no damos un pasein de unas tres horas y media hasta el Picu Fario, yo le dije que encantado ya que hacía mas de diez años que no subía teniéndolo tan cerca, pues nada, quedamos para desayunar en el afamado barrio del Carmen de Gijón a las ocho y media y una vez tomado un buen café y pinchín ponemos rumbo al Fario.
Para llegar al punto de partida solo se tiene que coger la antigua carretera que comunica Gijón con Pola de Siero y coger la desviación que sale a la izquierda que nos conduce al pueblo de Baldornón. Para subir hasta el Pico Fario se pueden coger un montón de pistas y todas sin perdida nos conducen por diferentes caminos hasta la cima, pudiendo incluso hacerla circular como fue nuestro caso.
Nosotros nos dirigimos a la parte alta del pueblo de Baldornón llamada Rioseco de Baldornón.
Bueno pues como a eso de las diez de la mañana y después de haber pasado a recoger el perrín de Paco, Terry, nos ponemos manos a la obra con un tiempo bastante desapacible pero por lo menos sin nada de lluvia.
Justo detrás de la casa sale una pista que nos llevará ya sin perdida hasta la cima, esta pista en su día estuvo marcada con el nombre de PR-118, pero hoy en día y con la desidia del ayuntamiento de Gijón ya no queda ni una sola marca en todo el camino de lo que en su día fue esta ruta. Durante todo el camino y como es normal para subir a cualquier pico es en subida pero la verdad que con las vistas, el pequeño bosque de pinos que se atraviesa y su poca inclinación uno casi ni se entera uno de que el camino es en subida.
Al poco de coger la pista comienzan las cuestas más duras, por una pista cementada que se revuelve en seguida a la izquierda, en medio de un pequeño bosque de pinos.
Llegamos a la parte más alta donde nos sale una desviación a la derecha la cual no tenemos que coger, seguimos caminando tranquilamente de frente mientras nos adelantaba algún que otro ciclista, en esta zona ya tenemos unas magnificas vistas de toda la zona de Rioseco y la Cordal de Baldornón, estamos ahora en una zona llamada el Llagón que pertenece a la parroquia de Deva, desde aquí y a pesar de la niebla ya tenemos una buenas vistas de Gijón con el puerto del Musel al fondo.
Nos introducimos nuevamente en el pinar donde también podemos contemplar algún que otro roble y abedul, árboles que predominaban en esta zona antes de la repoblación, esta es la zona más llana de toda la ruta y al poco ya llegamos a la famosa “Peña de los Cuatro Jueces”, este sitio se llama así porque antaño se reunían aquí los representantes de los cuatro concejos que confluyen en este punto –Gijón, Villaviciosa, Sariego y Siero- para hablar y arreglar los temas de los pastos y de los ganados.
Desde de este punto ya empezamos a contemplar el Pico Fario con sus antenas de telefonía y televisión, el camino se convierte ahora en sedero que nos conducirá sin ninguna perdida hacia la cumbre con un viento y un frío muy considerables. Esta zona está rodeada de pastos y ganados y recuerdo que hace años debido al ganado la gente joven venía a recoger bongis (setas alucinógenas) ya que salían en cantidades impresionantes por todos estos prados, pero bueno eso eran otros tiempos.
Al poco de ir caminando muy despacio por dicho sendero debido como digo al fuerte viento que sopla llegamos al afamado Pico Fario donde hacemos un par de fotos rápidas y para abajo que el frío y el viento son tremendos, sin más nos dirigimos por otro sendero que baja desde el mismo pico a otra pequeña atalaya de nombre el Cerro Gavio o Cimero, donde hay una pequeña área recreativa y una caseta de meteorología también con alguna que otra antena, aquí pudimos ver restos de algún que otro belén de cumbres de estas últimas navidades.
Desde la base de este cerro sale un camino que ya sin perdida nos conducirá por la parte contraria a la que subimos y sin perdida otra vez hasta el punto de partida donde tenemos el coche, poco a poco vamos bajando por la cordal entre un frondoso pinar que alguno que otro está tirado en el camino debido a los fuetes vientos que hubo este duro invierno.
Pues como a las tres horas y media de fácil caminata volvemos a llegar tranquilamente al coche y como había un poco se sed decidimos parar en el bar de Baldornón, bar que regentan los padres de Chechu Rubiera, el famoso ciclista Asturiano, yo nunca había parado pero la verdad es que la madre de Chechu es una de las personas más encantadoras que conocí con una amabilidad hacia nosotros impresionante, nos estuvo contando cuando aquel barín antes era bar-tienda y tenía una vida impresionante y hoy solo abren para no aburrirse ya que están los dos retirados, le pedí que si podía hacer unas fotos dentro del bar y me dijo que hiciera las que quisiera y la pobre mujer con toda la paciencia del mundo nos estuvo contando todos los trofeos que allí tenia colgados de su famoso hijo, la verdad es que da gusto parar en los pueblos cuando la gente es tan encantadora y tan sencilla.

Tiempo de la ruta: 3 horas y media.
Dificultad: Ninguna.