martes, 22 de abril de 2008

Cascada del Rio Buanga


Parte del poco conocido salto de agua del río Buanga.


A mi padre que a los 12 años me compró mi primera mochila Altus y mis primeras chirucas y me inculcó el amor al monte y a disfrutar de la naturaleza.


Después de 3 meses sin pisar el monte por causas que ahora no vienen a cuento, por fin nos pusimos otra vez en marcha y el sábado día 19 de abril del 2008 me decidí a visitar la cascada del río Buanga.
La primera vez que se escucha el nombre de «La cascada del río Buanga», tal mente parece que se trata de una de las rutas de la película Memorias de África o de Mocambo, porqué el nombre suena a aquellas películas que echaban de jóvenes los sábados por la tarde sobre las aventuras en África, pues ni mucho menos, estamos en Trubia a tiro de piedra de Oviedo, y lo que resulta muy extraño es que para estar tan cerca de Oviedo este precioso salto de agua sea tan desconocido.
Esta es una ruta que por su poca dificultad y por su duración, unas dos horas y media ida y vuelta, podemos hacer tranquilamente un día por la mañana y luego aprovechar para comer por la zona, porque para la hora del vermú ya habremos terminado.
Para llegar al punto de partida de la ruta nos dirigimos a Trubia y una vez pasado seguimos por la carretera hasta San Andrés, una vez allí cogemos una desviación a mano derecha que se dirige a Castañeu del Monte y nada más pasar el antiguo puente de la carretera ya vemos una fuente y un lavadero (ver foto) que será donde aparcamos el coche y el punto de partida de la ruta.


Punto de partida de la rua.






















Primeras cuestas nada más coger el camino.


Vigilado en todo momento por las cabras.


Panorámica del Valle de Trubia.


Imponente carballeda de hayas a mitad del camino.






















El servicio más original de toda Asturias.

Una vez preparado todo, cámara, agua, polainas (ya que llovió mucho toda la semana) emprendemos la marcha por la misma carretera que se dirige a Castañeu del Monte, y como a unos 100 metros de donde dejamos el coche sale un caminín a mano derecha que es el que tenemos que coger, aquí hay que fijarse bien porque parece que dicho camino termina en una casa con una barandilla negra y que no hay más camino, pero ni mucho menos justo entre la barandilla y una casina sale un pequeño camino que desde el cruce de la carretera no se ve y es el que tendremos que tomar.
Empezamos a caminar por este pequeño sendero en fuerte pendiente y con cuidado ya que no está en muy buenas condiciones por su poco uso, pero poco a poco vamos cogiendo altura sin ninguna dificultad hasta llegar a la primera collada.
En esta collada se divide el camino en dos, nosotros cogeremos el de la izquierda, seguimos caminado en pendiente y poco a poco vamos ganando altura hasta llegar a otra pequeña collada formada por unas casetas para guardar las ovejas tan abundantes por aquí, y un conjunto de castaños de considerable tamaño y envergadura.
En esta collada vi una de las cosas mas curiosas que me paso en el monte en toda mi vida, en un roble quemado por un rallo el cual estaba ahuecado habían instalado una especie de tapa de un baño (de madera) para hacer sus necesidades los dueños de las casetas, es el baño más original que vi en toda mi vida (ver foto).
Después de esta pequeña anécdota, seguimos caminando ahora por un pequeño bosque de castaños a nuestra derecha y avellanos a nuestra izquierda, proseguimos por un zona empedrada en diagonal a una ladera desde donde estamos siendo vigilados en todo momento por las cabras de la zona, paramos a tomar un poco de agua en un poco de llano que encontramos y desde aquí ya se puede ver una majestuosa vista del valle de Trubia.
Proseguimos la marcha ahora en pendiente mucho más suave y ya empezamos a oír el sonido de la cascada del río Buanga pero que todavía no podemos ver.
Al poco llegamos a una pequeña pradera cubierta por castaños y hayas y detrás de nosotros se encuentra la Peña el Castiellu, paramos a descansar un poco y realizar alguna foto antes reanudar la marcha.
En esta zona encontramos un azulejo con el dibujo de un oso, que es una senda que marcó recientemente el ayuntamiento de Oviedo y que pasa por esta misma zona (tendremos que hacerla algún día).
Cojemos ahora un pequeño sendero hacia la izquierda y nos sitúa en unas ruinas de lo que fue en su día una hermosa casa de aldea en la que incluso se puede apreciar parte del corredor, supongo que sería la casa de los dueños del molino que está situado un poco más abajo justo al lado de la cascada.
Del molino tampoco queda gran cosa, que pena la cantidad de molinos que se encuentran en abandono total en Asturias, de este podemos apreciar en no muy mal estado el canal que conducía el agua, una compuerta que regulaba el caudal y parte del resto de la estructura.
Pegada al molino ya podemos apreciar la cascada en su plenitud con un ruido bastante ensordecedor que tendrá una altura de unos 10 metros y que se divide en dos un primer salto de agua con un caudal mucho mayor que en el lado derecho que supongo que por el verano desaparecerá.
Después de unas cuantas fotografías, volvemos a coger el camino que bajaba hasta el molino y nos situamos otra vez en la majada descrita anteriormente, ahora ya solo nos queda retornar el mismo camino y sin ninguna dificultad en algo menos de una hora ya estamos otra vez en el lavadero donde habíamos dejado el coche.
Como dije antes perfecta excursión para realizar en una mañana sin ningún problema.

Tiempo: 2 horas 30 minutos.
Dificultad: Ninguna.


El caserío derruido cerca de la cascada.



Los pocos restos que aun se conservan del molino de Río Buanga, al fondo la cascada.




Varias imágenes de la poco conocida cascada del Río Buanga.