miércoles, 28 de mayo de 2008
Senderismo y fotografía
Para aumentar la foto fincha sobre ella.
Me gustaría hablar en este rincón de internet de dos de mis grandes aficiones que son el senderismo y la fotografía.
Historias y anécdotas que si no se escriben y fotografían acaban cayendo en el olvido.
Un saludo, Pablo Lara
jueves, 22 de mayo de 2008
Desfiladero de los Arrudos
El pequeño pueblo de Calea desde el aparcamiento.
Parece que últimamente nos da por esta zona y bienvenida sea, ya que el parque natural de Redes tiene mucho que caminar y mucho que contemplar, por eso el pasado 17 de mayo del 2008 nos encaminamos a realizar la ruta del Desfiladero de los Arrudos en pleno corazón de dicho parque.
A esta ruta fuimos Paco, Carlos, Rafa, el matrimonio Yohnny-Begoña y yo.
A las 8/30 de la mañana emprendemos camino hacia el punto de partida. Para llegar a la garganta o al desfiladero de Los Arrudos tenemos que ir por la carretera que va al puerto de Tarna. Por encima del mismo embalse de Tanes, saliéndose hacia la derecha, tomamos una desviación que, en seis kilómetros más o menos y con un paisaje formidable de bosques, praderías, túneles labrados en la roca y buenos caseríos, nos deja en el pueblo de Caleao, (todo está bien señalizado). Este pueblo es centro de debate hoy en día, debido al proyecto que existe de hacer allí un embalse para, según dicen ellos, de cara al cambio climático, tener agua suficiente en el centro de la región asturiana, (si si, en medio de una más que factible zona a ser denominada PARQUE NACIONAL, como el de Picos de Europa). Da la casualidad que en esa misma zona, dentro del mismo concejo (el de Caso), ya existe otro embalse, el más importante de la comunidad, el de Tanes. Y a unos pocos kilómetros de este, el de Rioseco.
Y además, esta zona es rica en acuíferos de aguas subterráneas, de los cuales se podría sacar partido. O sea otra perogrullada del amigo Tinin y su afamado equipo de gobierno.
Bueno seguimos, la fecha que elegimos para hacer esta ruta no podía ser mejor ya que lleva diluviando más de 15 días, y ver el agua bajar por este desfiladero es todo un espectáculo.
El camino empedrado que discurre por el desfiladero sustituyó el camino creado antaño por pastores: una senda formada por varas de acebo largas, clavadas en las rocas de la garganta en forma de cruz para así formar una escalera de peldaños (arrudos).
Al llegar a la entrada de Caleao ya podemos ver señalizada la ruta con un panel en la margen izquierda de la carretera, junto a un abrevadero para el ganado y una caseta. Allí arranca una pista de cemento a mano izquierda que recorremos en coche, en la que tuvimos que tener cuidado porque con la lluvia había argallado parte y casi no pasamos con los coches. El camino de la ruta se inicia al final del aparcamiento, donde aprovechamos para cambiarnos y prepararnos para la caminata, junto a una pequeña ermita emplazada a mano derecha (ver foto), en honor a San Antonio Abad.
Empezamos a caminar por la misma pista de cemento que desciende suavemente hacia el cauce del río.
El descenso se prolonga durante más o menos un kilómetro entre prados, con abundante ganado formado por las vacas casinas y alguna que otra yegua, al poco de caminar ya aparecen las primeras cabañas que están en muy buen estado, formando una majada que recibe el nombre de Río Fresno, a donde se puede acceder por un sendero que aparece por la izquierda, nosotros seguimos hacia adelante sin ninguna perdida.
Otra vista de Caleao.
La pequeña ermita, en honor a San Antonio Abad.
Caminando por el primer tramo de la ruta.
Pasando por las primeras cabañas.
Impresionante el colorido de los hayedos.
A partir de aquí la ruta empieza a ser ya el típica bosque de ribera y de alta montaña. Destacan, sobre todo en esta primera parte avellanos, hayas, castañas, algún que otro roble y abundantes fresnos a las orillas del río.
Muy poco después hallaremos el río y un puente sobre el mismo, que nos sitúa sobre la vertiente derecha del valle. La pista continua entonces aferrada a las orillas y se dirige con rapidez hacia un estrechamiento entre peñascos (llamado Pico La Corona y Peña Rosques). Ahora ya empezamos a caminar por una pequeña garganta, en la que encontramos algún haya centenario y algún que otro carrasco (acebo) seguimos caminando y volvemos a cruzar el río de nuevo para volver a caminar por el lado izquierdo del valle. Al poco hacemos una parada para coger fuerzas y beber un poco en la fuente llamada Fuente de agua de Mayo, nada más pasar la fuente el paisaje vuelve a abrirse con la aparición de una amplia majada. Por la derecha desciende un arroyo llamado Coto, que acaba desembocando en el curso principal junto a las contadas cabañas que componen la majada de Frendedo o Coto Fresnedo, aquí una paradina para hacer alguna foto y quitar ya un poco de ropa porque el calor empieza a apretar.
En la majada de Fresnedo encontramos otra senda por la derecha pero nosotros no abandonamos nunca el camino principal que no tiene perdida ninguna, la verdad es que está bien indicada toda la ruta, ahora volvemos a cruzar el río para internarnos por la vertiente derecha. Al poco ya vemos las escasas cabañas que forman la majada de Las Campas, después de unos metros de cómoda bajada alcanzamos el arroyo de La Romada, donde hacemos otra pequeña parada para beber un poco antes de afrontar la única parte dura de la ruta.
Ahora cruzamos la senda por un nuevo puente y desde este momento nuestra pista ya se interna decididamente hacia la garganta por el valle ya más angosto, al poco rato ya vemos como el camino se va acercando poco a poco al cauce del río hasta discurrir por su misma orilla derecha; al momento ya vemos las primeras paredes verticales del desfiladero y llegamos al Puente de La Fuminosa donde se puede apreciar otro cartel indicativo de la ruta antes de cruzarlo, un puente de hierro y madera, bastante largo y zarandeante, por encima del cual pasamos sin ningún problema ya que esta bien apoyado en el suelo, al comienzo de dicho puente se ve en el suelo una argolla enorme de hierro que debió de ser utilizada en otro tiempo cuando debió de haber una pasarela colgante en este lugar.
Bueno pues poco a poco y dando ánimos para no decirles la fuerte subida que nos esperaba (aunque hay que decir que tanto yohnny como Rafa, acompañado este siempre de sus naranjas subieron perfectamente), empezamos a subir por el desfiladero, al principio una subidina moderada desde donde se podía ir oyendo perfectamente el estruendo del agua, poco a poco el desfiladero va cogiendo altura con lo cual también se va endureciendo la subida formada toda ella por grandes losas de piedra que forman una escalera, que los lugareños conocen como La Escalerona, aquí como es normal el grupo se fue separando poco a poco hasta llegar a la parte mas alta del desfiladero donde la garganta forma un paso estrecho que serpentea entre las rocas, con enorme desnivel donde las aguas del río aparecen perdidas al fondo,.al poco ya nos agrupamos todos en una pequeña majada con unas vistas impresionantes, al frente el desfiladero y un bosque de castaños a nuestras espaldas, estamos en la majada del El Colladín.
Aquí hicimos otra parada un poco más larga para coger aliento después de la dura subida y quitar otro poco de ropa ya que con el esfuerzo nos sobraba todo, unas cuantas fotos más y adelante a por el último y pequeño tramo, (a Carlos le quedaba un poco más porque olvidó la mochila y tuvo que dar la vuelta a por ella).
Seguimos caminando un poco por un sendero bien marcado y llegamos a La Fontona donde hay una canalización de aguas para Gijón, el proyecto es del año 1926, aunque no se terminó hasta 1944 y entró en funcionamiento un lustro después. La tubería (que Paco no llego a ver), es de casi sesenta kilómetros de larga hasta llegar a Gijón.
Seguimos caminando otro poco asta encontrar un sitio adecuado para comer un pinchin, que fue gentileza del amigo Rafa que nos deleitó con una longaniza de León exquisita, un poquitín de jamón ibérico y como no con su famosa bota de vino que hace un caldo excelente, que talmente parecía que estábamos bebiendo un Viña Pisón del 2004 que tanto nos gusta, y así después de llenar un poco el buche dimos por finalizada la ruta de los Arrudos.
El regreso hasta Caleao lo realizamos por el mismo recorrido en mucho menor tiempo, si desde donde estábamos hubiéramos seguido hacia adelante llegaríamos hasta San Isidro, pero bueno eso ya es otro cantar.
después de la caminata y una vez cambiados de ropa y calzado en el aparcamiento del área recreativa y ya todos con bastante hambre, nos fuimos a Casa Zulima en el mismo Caleao, magnífica fonda y casa de comidas que lleva más de cuarenta años dando de comer a los montañeros y hoy en día rehabilitado en un acogedor hotel y pequeño restaurante donde habíamos encargado el almuerzo.
Su cocina es la tradicional asturiana, la que se hizo en las casas de aldea durante el siglo pasado, recetas sencillas pero sabrosas, fabada sin pretensiones pero excelente, un cabritu guisado un poco pincantin en su punto, y unas chuletas de vaca casina impresionantes, simplemente para comer como Dios manda, mojando pan y echándose de vez en cuando un buen trago de vino al gañote sin tener que preocuparse si el maridaje es el correcto, o si los aromas primarios interfieren o se refuerzan con la estructura del vino. Hablando claro, sin mariconadas.
El único pero que les pongo es que con lo que presumen de la calidad de la carne en Caso (totalmente justificada), que un sábado de mayo con el comedor lleno como supongo que abrían previsto, solo les quedaran tres chuletas de su afamada carne, esperemos que lo corrijan para la próxima vez, que la carne en el frigorífico hoy en día se conserva bien coño .
En conclusión un buen día de monte, ya que con el miedo que teníamos al tiempo no nos cogió ni una gota de agua.
Pablo Lara.
Tiempo: 4 horas 30 minutos.
Dificultad: Baja.
Admirando la fuerza con la que bajaba el río.
Sufriendo en la parte más dura de la ruta.
La Fontona, donde sale la traída de agua hacia Gijón.
El colorido del bosque de hayedos era impresionante.
Rafa preparando unos pinchinos.
Una salamandra (sacavera), que encontramos por el camino.
El merecido descanso en la majada del Colladín.
Impresionante la espesura de los hayedos.
Uno de los muchos puentes que se atraviesan en toda la ruta.
De vuelta hacia Caleao.
El grupo al completo en el medio de un bosque de hayas.
Impresionante hayedo centenario.
martes, 6 de mayo de 2008
Bezanes-Brañagallones
La Peña el Viento todavía aguantaba con algo de nieva a pesar de lo poco que nevó este año
Carlos y Paco acometiendo los primeros repechos del Texu La Roñada.
El 20 de septiembre del 2001 el Parque Natural de Redes pasó a engrosar la lista de reservas de las biosfera de la UNESCO (425 en el mundo) al haber sido aprobada la candidatura que presentó el gobierno de Asturias. Así que argumentar la importancia de este ecosistema me parece innecesario, pues dicho galardón sólo se concede a los espacios naturales más importantes del mundo.
Ya una ley de 1943 decía así: Con el fin de evitar la destrucción y desaparición de especies típicas de animales exclusivos de esta región, tales como el oso, el rebeco, el corzo y el urogallo y también para el fomento y repoblación de otros como el venado y el jabalí, por Ley de Jefatura del Estado de 4 de septiembre de 1943 se crea en términos de Caso y Ponga el denominado Coto Nacional de Brañagallones.
En estos confines de Asturias, de la más abrupta naturaleza, parajes de profundas umbrías, de simas y brañas, de cresterías y riscos, es donde el Estado Español brinda seguro refugio y su última guarida, al «Ursus artos pyrenaicus», oso pardo de nuestras montañas. El Coto Nacional de Brañagallones es, pues, tierra de osos escogida de propósito para conservación de la especie y, por ello, tiene que ser tierra brava de montaña.
Primera parada y primeras fotos en el mirador del Cantu La Oración
Nada más pasar el mirador ya comienza un bosque de castaños.
La fuente El Andorvio.
Pues bueno, después de todo esto que os acabo de contar el sábado 3 de mayo del 2008 nos decidimos a hacer esta ruta, una de las más importantes de Asturias la afamada RUTA DE BRAÑAGALLONES, la toponimia da a entender que en épocas pretéritas esta vega pudo haber sido un cantadero, «Brañagallones», braña de los Gallones, o lo que es lo mismo braña de los Urogallos.
Esta vez la excursión estaba compuesta por los Frade (Paco y Carlos) y un presente.
Salimos a las 8/30 en dirección a Campo Caso, una vez allí paramos a comprar el rancho para comer arriba en la braña, una empanada del famoso Higinio de Campo Caso, unos chorizos de la zona un poco de queso y una botellina de buen rioja que nunca puede faltar, cargamos el rancho en la mochila, que siempre me toca a mi llevarlo y para Bezanes punto de partida de la ruta.
Para llegar a Bezanes (660m de altura), cogemos dirección al puerto de Tarna y como a unos 5 kilómetros a mano derecha ya llegamos a dicho pueblo. Bezanes es un pueblo muy cuidado y que merece la pena conocer, el montón de callejuelas que tiene para ser tan pequeño y lo cuidado que está todo el conjunto, y por cierto una de las mejores cervezas con casera que tomamos después de la excursión desde hacia mucho tiempo en el bar La Bolera que se encuentra en el medio del pueblo.
Bueno a lo que vamos, aparcamos en la plaza de la iglesia, nos cambiamos de ropa y ala a caminar, que la ruta es larga y hay mucho que ver que admirar y que comentar, después de recorrer un laberinto de casas entre pequeñas callejuelas se accede a una pista de unos 10 kilómetros que nos lleva sin ningún desvío a la majada de Brañagallones.
Empezamos a caminar los tres por un camino forestal solo asfaltado en las curvas con máxima pendiente, al poco de empezar empiezan las duras subidas y revueltas por la falda del Texu La Roñada, se pasan los invernales de Les Arrielles y poco a poco seguimos caminando hablando muy poco entre nosotros ya que el esfuerzo era grande, Paco se nos adelanta un poco y es el primero en llegar al mirador del Cantu la Oración (960m), un hermoso mirador donde, en otros tiempos, se detenían en oración los vaqueros al subir o bajar del puerto.
En este punto paramos a coger un poco de aliento, comemos un poco de fruta y nos hacemos ya las primeras fotos, al fondo el imponente Tiatordos, al norte el río Monasterio en su confluencia con el Nalón, y al sur La Peña el Viento manchada todavía con algo de nieve.
Jacintos estrellados cubriendo el sotobosque del hayedo.
A la llegada al Túnel del Crestón, con la impresionante cortada.
El Túnel del Crespón
A la salida del Túnel del Crestón ya se podía ver el Refugio Hotel de Brañagallones.
Seguimos la caminata por un camino ahora muy ceñido a la ladera, y obserbamos un grupo de colmenas de colores orientadas al mediodía y rodeadas de brezos, al poco ya empezamos a caminar por un frondoso bosque de castaños hasta las primeras cabañas de Les Corraes, aquí otra parada para beber un poco, otros fotografías ya que tenemos buenas vistas hacia Bezanes. En esta zona el terreno es de fácil caminata y ya podemos ir comentando todo el bosque que vamos viendo. En el interior del bosque hay algunos tejos aislados de gran tamaño, y en las zonas bajas abundan los robles albares, los tilos de hoja ancha y los fresnos, que se mezclan en las riberas del río con arces, espineras y avellanos.
Poco a poco seguimos haciendo kilómetros y vamos pasando por pequeñas brañas (La El Raigán, Cardosa-Romani, Biaiz) intercaladas entre zonas de bosque de hayas, avellanos, fresnos.
Paco que sigue un poco adelantado nos espera en la zona de las cabañas de La Trapiella aquí hay una finca bien cuidada, con bancos de piedra, fresnos, rosales, petunias y cerco de madera, aquí otro descanso para coger fuerzas, en esta zona ya nos juntamos los tres y proseguimos camino hasta con una pequeña pradería a donde se llega tras una pequeña bajada, después tras atravesar el arroyo de la Trapiella nos topamos con una fuente de 2 Caños y pilón a la sombra de un centenario hayedo, lugar que aprovechamos para hacer un descanso, recargar agua y hacer otra tanda de fotos, en la bajada Carlos aprovechó para poner a remojo sus cansados pies, después se inicia una subida hasta la Grandiella (1.130 m.) y a unos 25 minutos nos plantamos en el "Argayu del Lobo" en donde hay un voladizo sobre el camino, para proteger de los aludes de nieve, aquí empezó una pequeña discusión si lo que veíamos en la ladera encima del voladizo era o no era nieve, pues si era nieve, parece mentira que con lo poco que nevó este invierno y el calor que hizo, todavía se mantenga la nieve en esta zona, pero al tratarse de la cara norte y estar tan sombría casi todo el año, la nieve se mantiene casi hasta finales de verano.
En esta zona dada la abundancia de agua, junto con los troncos caídos por los pequeños aludes, la continua degradación de la materia vegetal facilitan mucho la aparición de musgos, setas y líquenes, y destacando la gran cantidad de jacintos estrellados que encontramos (ver foto).
Proseguimos nuestra caminata y como a los 20 minutos nos plantamos en el Túnel del Crestón, con un impresionante cortado (ver foto) sobre la caliza, como consecuencia de la circulación del hielo glaciar de antaño, pudiéndose observar estrías en la caliza, en las zonas más estrechas.
A la salida de este pequeño tunes ya apreciamos la inmensa mancha del hayedo que ocupa unas 600 hectáreas, en esta zona está el mayor cantadero con la presencia de varios machos de urogallo, aquí se concentras el 15% de todos los uruguayos de España.
También están presentes todos los pájaros carpinteros, incluido el escaso pico mediano, que en ocasiones de deja ver junto con los agateadores, comunes y norteños, los rebecos son abundantes en la zona, pese a que la sarna ha debilitado bastante su población el los últimos años. Antiguamente este coto de caza albergaba la mayor densidad de Europa y era casi imposible ir al bosque y no ver alguno, esperemos que con el tiempo se vuelva a recuperar, aunque con el trasiego de coches que hay no creo que se logre nunca, porque es verdaderamente exagerado el transito de vehículos que hay últimamente en la zona y todos sin permiso por supuesto.
Bueno pues ahora seguimos por la pista ya sin ningún desnivel donde soplaba bastante viento y ya divisamos el hotel refugio y las primeras cabañas, ya solo nos queda caminar un poco hasta que llegamos a otra fuente con un caño y pilón y ya llegamos a la tan ansiada entrada de la Vega de Brañagallones.
La actual vega es el resultado del relleno natural de un antiguo lago de origen glaciar. Hace miles de años, la lengua glaciar que descendía por el valle del Río Monasterio depósito las morrenas que aún se reconocen como pequeñas crestas al oeste de la vega. Los depósitos actuaron como presa natural y dieron lugar a la formación de ese pequeño lago.
Bueno pues una vez en Brañagallones, que el sitio es totalmente idílico, sobre todo el césped que parece un campo de golf, el montón de cabañas de ganaderos que hay, grupos de caballos y vacas por todos los lados, pero como siempre la pena de estos sitios son los vehículos, en total habría unos 10 todo terreno e incluso un par de coches, a este paso esto no dura ni 10 años más, y lo que no es normal es no haber visto ni un mal guarda pidiendo permisos en toda la zona, porque según el Principado, y lo escribo tal cual dicen ellos:
Desde el nombramiento como parque natural según la normativa aprobada de su plan de uso y gestión, el acceso a Brañagallones ha quedado restringido para personas y prohibido totalmente para vehículos que no sean propiedad de los ganaderos, y antes de realizar una visita en necesario solicitar un permiso, especificando cuál es el motivo y qué ruta deseamos hacer, informando en las oficinas del Centro de Interpretación y Recepción de Visitantes en Campo Caso teléfono: 985 608 022.
Bueno pa mear y no echar gota de todos los que estábamos allí entre todos no había ni medio permiso, pero bueno como todo lo de Asturias, en fin.
Como decía dimos un pasein por la majada estuvimos viendo las cabañas y nos acercamos hasta el hotel antes refugio de montaña que permanecía cerrado.
Como llegaba la hora de la fame nos parapetamos detrás de una cabaña preparamos la pitanza y a disfrutar del sitio comiendo, bebiendo y charrando un poco de lo acontecido que era mucho.
Pues bueno después de la pequeña fartura ya solo nos quedaba la vuelta a Bezanes por el mismo camino, lo único que ahora todo en llano o cuesta abajo, por lo cual casi tardamos una hora menos.
Verdaderamente una ruta que merece muy mucho realizar.
Pablo Lara.
Tiempo: 5 horas 30 minutos, (ida y vuelta y con la parada para comer).
Dificultad: Baja, lo único cuidado con la caminata son 20 kilómetros.
Majada de Brañagallones.
Vista de la majada de Brañagallones
El refugio hotel de Brañagallones.
Homenaje al guarda Pepe Calvo.
Bajando ya de Brañagallones, con el hayedo y el Cantu el Oso detras.
Las colmenas rodeadas de brezos en flor.
La famosa vaca casina vigilándonos al pasar.
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